domingo, 22 de septiembre de 2013

NO a la guerra





Dialogo del periodista Indio, Ashanti Varty, con el Humanista Dr: Rotna Nadar (Traducción del hIndi)



¡Dr. Nadar! ¿Cuáles cree que son las peores herencias que dejaron a través de la historia los mayores a sus hijos?



Creo sin ninguna duda el legado más siniestro que se deja a través de toda la historia del hombre y que se las trasmiten a sus hijos es la demencial creencia que se puede usar la pena de muerte y lo que primero le quisiera aclarar es que no son las guerras lo que más muertes generan, la mayor cantidad de muertes y ganando por amplia mayoría las produce el hombre con los abortos porque cree que puede matar impunemente.

Tanto los militares como los civiles que tratan de justificar muertes, aunque no las hayan cometido con sus propias manos siempre se debieron arrepentir y no lo hacen por aquello de que "El fin Justifica los medios” y dicen que provocaron o justifican muertes como los que provocan abortos o para los que matan o mandar a matar para conseguir la "Seguridad" o la "libertad” de los pueblos.

Para que los verdugos, soldados, terroristas, guerrilleros o abortistas se puedan justificar ante sí mismos, les dan a escoger un justificativo que es: “Que ellos mataron por la patria” o que recibieron “Órdenes de matar”


En las guerras a los padres de los que murieron les entregan medallas diciéndoles que “Sus hijos murieron defendiendo la patria”, ni el justificativo que “Mataron o murieron por la patria recibiendo órdenes”, “No son válidos”, los desarreglos psicológicos que provoca el hecho de matar, no se curarán jamás con un estúpido (Mató por la patria) o (Murió por la patria).
La ironía de los capellanes castrenses, que bendicen las armas antes de las batallas diciendo que “Dios” está con ellos mientras en la trinchera contraria, otros capellanes bendicen las armas diciendo que el mismo u otro “Dios” está con ellos, es una incoherencia tal que podría dejar anonadado a cualquier extraterrestre que estuviera mirando las batallas como en un anfiteatro y percibirían abrumados como millones de seres humanos se despedazan, justificándose unos a otros de semejante y demencial acción, que se viene repitiendo desde la creación del hombre, además cuando los humanos tuvieron capacidad de escribir y por ende entender lo escrito editaron toneladas de libros para justificar de un lado y del otro, las muertes en los campos de batallas y les enseñan a sus hijos que los que los llevaron a tales y cruentas batallas son héroes y además los obligan a venerarlos.


Tal es la insensatez que todavía hoy se cree que en las guerras hay perdedores y ganadores, además en todos los países se conmemoran las fechas de los inicios de las guerras, y muy pocos conmemoran las terminaciones de las mismas, lo único que se puede conmemorar de las guerras, es la finalización de las mismas.

Las plazas y paseos están plagadas de estatuas recordando a sus ¿Héroes? con sables, fusiles, bayonetas, granadas o lanzas en las manos en actitudes belicosas, que sumado a todo el armamento naval, terrestre, aéreo, y hasta nuclear que con orgullo hacen desfilar ante los ojos de alegres civiles que vitorean a sus soldados.

Se hace un gasto desafortunado y demencial en armas para eliminarse unos contra otros que suman más de la mitad de los dineros producidos por el trabajo, en todo el planeta, mientras la otra mitad de la humanidad está sumergida en la indigencia y en la ignorancia, que sumadas a la desnutrición infantil y la drogadicción hacen estragos.
 
Justificar que la humanidad tuvo que pasar por semejantes guerras para poder hoy estar como estamos, y pensar que se puede tomar las vidas así porque sí y será el único camino, es tan estúpido como decir que para que una multitud pudiera cruzara un río los de atrás se van subiendo sobre los de adelante que al irse ahogando sirven de puente para que van detrás pudieran cruzar ilesos, dejando detrás un tendal de ahogados.


Si pudiéramos sumar los muertos que provocó el hombre desde que pobló el planeta por el solo hecho de que mató y justificó como los abortos o por la liberación de sus tierras, patria, o soberanía, veríamos que la cifra sería de tal magnitud que se parecería a las cifras que nos dan los astrónomos cuando establecen algunas distancias entre planetas y que con nuestra mente poco preparada nos las hacen incomprensibles, esas cifras descomunales de muertes injustificadas y los dineros invertidos para poder lograrlas nos califican como los más perversos de los seres insensatos e irresponsables que poblamos esta galaxia.
Se quiere dar legitimidad con solo cuatro palabras que son: (Murieron por la patria) y que todavía hoy se siguen repitiendo, y además proclamando como legítimo, matar o morir por la patria y justificar el hecho demencial de matar, “Por el ojo por ojo” por posesiones que son tan efímeras como lo son la duración de la vida misma, de la cual no nos llevaremos sin ninguna excepción nada material.


Que hay otros caminos para lograr objetivos sin tener que mancharse las manos con sangre lo demostró Mahatma Gandhi, toda la correspondencia que tuve con mi amigo Mahatma Gandhi la pondré en sus manos para que conozca a uno de los hombres más admirables que habitó esta tierra.
                                          Rotna Nadar


             

Invito a leer: Resquicios que tienen las democracias, por el Periodista indio, Ashanti Varty.‏ Traducción del Hindi.


 



  
  

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